Si todos sabemos pasar página y mirar de frente el calendario, que no tengo ninguna duda, no me entra en la cabeza que los concejales de la oposición en el Ayuntamiento de La Bañeza sigan mirando con nostalgia al pasado cuando lo ideal, si es que tratan de llegar a gobernar algún día, sea mirar con esperanza al futuro y dejar de perder el tiempo con pataletas de patio de colegio porque no se les invita a los actos protocolarios en los que, supuestamente, se les invita o deja de invitar por diversas razones que dejaron de preocuparme.
Ellos, erre que erre, continúan pidiendo peras al olmo y mostrándose ofendidos cuando en la primera línea de la foto sale el alcalde y los concejales con responsabilidades de gobierno, sin aceptar el lugar que a cada uno le corresponde. Me contaban hace un tiempo que el duque de Edimburgo siempre camina un paso por detrás de su esposa, la reina de Inglaterra; por algo será. Igual solo es cuestión de darle un repaso a los manuales de protocolo que nunca están de más y que sirven para no hacer el ridículo y se dedicaran a trabajar porque, dicho sea de paso, es para lo que el pueblo eligió a cada uno de los 17 ediles.
Los plenos, últimamente comparables a la barra de un bar, en otras legislaturas eran para tratar los asuntos más o menos serios que preocupan a los ciudadanos; en ésta son para pedir seguridad para los gatos que cruzan de noche por los pasos de peatones, para reclamar las susodichas invitaciones y otras incoherencias que parecen ser los únicos puntos preocupantes del orden del día. Y es que no está de más saber que se también se puede representar al partido en alguna de las cenas que, ante la imposibilidad de facilitar invitaciones por parte de la entidad organizadora, uno se paga el cubierto de su bolsillo.
Otro de los asuntos que parece que no entiende esta nueva bancada de concejales es, como decía al principio, el de pasar página y mirar de frente al futuro, que es el que se presenta teñido de nubarrones. Supuestamente, y por muy poco que trabajaran quienes cedieron el testigo a estos ediles, las cuentas, presupuestos, decretos de la alcaldía y documentos varios ya fueron fiscalizados por quienes tenían el derecho y la obligación de indagar entre ellos y no es momento de poner en entredicho su trabajo ante la opinión pública. En cambio, sí es momento de censurar, por parte de exediles, votantes y opinantes la labor de quienes ostentan ahora este cargo para el que fueron elegidos las pasadas elecciones.
Los nuevos concejales muestran escasa reflexión acerca de lo que se están jugando de cara a los próximos comicios y creen que formar parte de la corporación municipal es un juego entre amigos exento de obligaciones y colmado de derechos, sin pararse a pensar que la próxima campaña electoral comienza justo al día siguiente de las últimas elecciones, mientras desperdician el tiempo rebuscando en el pasado y dejando pasar oportunidades de oro que pasan y no vuelven. En fin, hay cosas que se pueden decir más alto, pero no más claro, pero siempre sabrá quien sepa sacar partido de la situación y jugar sus cartas de la forma más idónea mientras otros andan perdidos a lo suyo.