Es un viejo refrán que dicen en mi pueblo, me imagino que en el resto de España también sea conocido para designar situaciones en las que si no hay otra cosa mejor, todo vale. Eso debieron pensar los artífices de una organización que se dedicaba a pactar matrimonios de conveniencia y que ha sido desarticulada por la policía recientemente. Y es que la gente se busca la vida con negocios de lo más curiosos. Aprovechando el excelente efecto del “boca a boca”, a estas parejas que se casaban, les pagaban 500 euros por convencer a otra pareja amiga de pasar por la vicaría en las mismas condiciones. Así se aseguraban el negocio y los recién casados tenían un fondo común para ir haciendo frente a los primeros gastos de la vida conyugal.
Los clientes, en su mayoría nigerianos y con problemas legales, previo pago de 15.000 euros, se le buscaba una novia a la que se pagaban 3000 y el resto para la organización. Negocio redondo y todos contentos. Si uno de ellos no quería salir en la foto, se le buscaba un sustituto que se adueñara de su personalidad un rato y se ganaban unos 300 eurillos que no son de despreciar. La organización buscaba parroquias en las que se exigieran pocos requisitos y multiplicaban las bodas en cuestión de semanas.
Así el párroco de la iglesia en la que se celebraron las ceremonias, haciendo un poco la vista gorda, aprovecharía el tirón para promocionar los matrimonios eclesiásticos y, con un poco de suerte, un interesante incremento del cepillo, que en tiempos de crisis es lo que más se resiente. Todo ventajas y ningún inconveniente, aunque, nada les habría costado hacer los cursillos prematrimoniales que, aunque sean un rollo, siempre se aprende algo y al menos no engañan al pobre cura que tan amablemente los atendía.
…Y fueron felices y comieron perdices, pero el cuento se acabó cuando llegó la policía y se puso a sacar leyes, contra las que estos angelitos habían infringido, desarticuló la banda y privó a otros tantos candidatos de casarse en las mismas condiciones, pero mientras tanto, 600 parejas han formalizado su relación “gracias” a esta organización que, con un poco de suerte, les ha facilitado una pareja de por vida y una nacionalidad que les puede hacer más servicio, porque, ¿qué más da que no sea la más alta, la más guapa, ni el príncipe azul del cuento?
Los clientes, en su mayoría nigerianos y con problemas legales, previo pago de 15.000 euros, se le buscaba una novia a la que se pagaban 3000 y el resto para la organización. Negocio redondo y todos contentos. Si uno de ellos no quería salir en la foto, se le buscaba un sustituto que se adueñara de su personalidad un rato y se ganaban unos 300 eurillos que no son de despreciar. La organización buscaba parroquias en las que se exigieran pocos requisitos y multiplicaban las bodas en cuestión de semanas.
Así el párroco de la iglesia en la que se celebraron las ceremonias, haciendo un poco la vista gorda, aprovecharía el tirón para promocionar los matrimonios eclesiásticos y, con un poco de suerte, un interesante incremento del cepillo, que en tiempos de crisis es lo que más se resiente. Todo ventajas y ningún inconveniente, aunque, nada les habría costado hacer los cursillos prematrimoniales que, aunque sean un rollo, siempre se aprende algo y al menos no engañan al pobre cura que tan amablemente los atendía.
…Y fueron felices y comieron perdices, pero el cuento se acabó cuando llegó la policía y se puso a sacar leyes, contra las que estos angelitos habían infringido, desarticuló la banda y privó a otros tantos candidatos de casarse en las mismas condiciones, pero mientras tanto, 600 parejas han formalizado su relación “gracias” a esta organización que, con un poco de suerte, les ha facilitado una pareja de por vida y una nacionalidad que les puede hacer más servicio, porque, ¿qué más da que no sea la más alta, la más guapa, ni el príncipe azul del cuento?