Los creativos de Pepiño´s Factory llevan una temporada callados y no es normal. Será que tal vez están ultimando los detalles para ofrecernos con motivo del año que empieza, mil y una promesas. Los españoles que todavía tenemos algo de cordura, veremos que son las mismas de siempre con nuevos aires navideños. Este año tendrán también algún tinte electoral porque la ocasión lo requiere. Así, cual directores de cine al más puro estilo gallego estarán dando los últimos retoques porque las fechas vienen raudas y veloces.
Ya no quedan muchas cosas absurdas que prometer. Aunque me cueste reconocerlo, este gobierno se ha encargado de agotar la retahíla de cuestiones inútiles en busca de votos. Ya lo ha prometido todo. Ahí tienen a los vocingleros de la SGAE haciéndoles chantaje y consiguiendo que sus apoyos en contra del gobierno de Aznar se vean recompensados en forma de impuesto revolucionario que les permita vivir del cuento -que no del cante- una buena temporada.
De ese modo llenan la despensa de manjares más suculentos que el conejo a la vez que consiguen añadir al maltrecho programa del PSOE unos cuantos votos faranduleros con los que acercarse un poco más al poder en las próximas generales. Así, todos contentos. Zonrizitas sigue en la poltrona y los titiriteros de la SGAE con unos cuantos milloncejos más. Que el país vaya bien, suba la inflación o los españoles seamos cada vez más pobres, es lo de menos.
Pero el gran mago de la chistera y diretor general de la fatoria, igual no puede descansar como se merece o cantar los consabidos villancicos –con permiso de la SGAE- sino que tendrá que pasarse lo que queda de Navidades estrujándose la mollera para buscar nuevas promesas que vengan a engrosar la lista de ofertas. Su cometido en las épocas que se avecinan será seguir encandilando a las masas que, aunque seguidores a muerte, cada vez son más exigentes.
Ya no quedan muchas cosas absurdas que prometer. Aunque me cueste reconocerlo, este gobierno se ha encargado de agotar la retahíla de cuestiones inútiles en busca de votos. Ya lo ha prometido todo. Ahí tienen a los vocingleros de la SGAE haciéndoles chantaje y consiguiendo que sus apoyos en contra del gobierno de Aznar se vean recompensados en forma de impuesto revolucionario que les permita vivir del cuento -que no del cante- una buena temporada.
De ese modo llenan la despensa de manjares más suculentos que el conejo a la vez que consiguen añadir al maltrecho programa del PSOE unos cuantos votos faranduleros con los que acercarse un poco más al poder en las próximas generales. Así, todos contentos. Zonrizitas sigue en la poltrona y los titiriteros de la SGAE con unos cuantos milloncejos más. Que el país vaya bien, suba la inflación o los españoles seamos cada vez más pobres, es lo de menos.
Pero el gran mago de la chistera y diretor general de la fatoria, igual no puede descansar como se merece o cantar los consabidos villancicos –con permiso de la SGAE- sino que tendrá que pasarse lo que queda de Navidades estrujándose la mollera para buscar nuevas promesas que vengan a engrosar la lista de ofertas. Su cometido en las épocas que se avecinan será seguir encandilando a las masas que, aunque seguidores a muerte, cada vez son más exigentes.
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