sábado, 27 de febrero de 2010

ZP no es de León, yo si


Imagen de fomento.es

Ante todo dejo dicho que yo no lo he votado en ninguna de las dos ocasiones, por si alguien malinterpretara mis palabras, pero la verdad es que cuando salió elegido presidente del Gobierno, dije algo así como “que bien, si Felipe González hizo tanto por Andalucía, Zapatero lo hará por León” y he de reconocer que esperaba muchas cosas que de tanto prometerlas se han desgastado. Es más, recuerdo que por aquella época en las primeras navidades como presidente del Gobierno, Juárez, le dedicó una viñeta en el diario de León en la que se veía a los Reyes Magos con un saco lleno que ponía “Este año todo para León”. Algunos ilusos creímos en sus palabras y en las ciento y pico medidas que comprendían el famoso Plan Oeste. Años después nos dimos cuenta de que todo quedó en promesas. Es su estilo.
Ayer estuve hablando con una persona (seguidor de El Mirador, por cierto), que me decía que me empeñaba en seguir diciendo que Zapatero es de León, cuando su biografía dice que nació en Valladolid y por si eso fuera poco, con ascendencia extremeña por parte de su abuelo paterno. Por la noche, recibo un comentario a mi anterior post en el que dice más o menos lo mismo, entonces, no me ha quedado otra que hacer honor a mis dos seguidores y RECTIFICAR, no sin antes mencionarlos y agradecer este apunte: J.E.A. y Anónimo, que sepáis que gracias a vosotros me he molestado en mirar la biografía de ZP y he rellenado una entrada más a mi blog. Ah, por cierto, a partir de hoy ya no seremos paisanos ZP y yo. Yo soy de León de pura cepa y él sólo lo es de venir aquí por casualidad y de que está enamorado de la tierra leonesa.

domingo, 21 de febrero de 2010

El Maquiavelo de León


No no, que yo no estoy insultando a nadie. Simplemente estoy dando a conocer un libro que ha salido a la calle recientemente y no tiene mala pinta; es más, estoy segura de que levantará ampollas en ciertos sectores. Se trata de El Maquiavelo de León.


En León tenemos de todo; siempre he presumido de pertenecer a una provincia en la que hay de todo… hasta un presidente del gobierno que los dioses han elegido –imagino que por su encanto- para un cometido tan importante, pero como es domingo y no tengo muchas ganas de pensar para contaros, dejaré a D. José García Abad, que os contará cosas mucho más interesantes que yo.

martes, 16 de febrero de 2010

Son las cosas del Carnaval

Imagen de mundofotos.net
Una vez que el carnaval ha tocado a su fin y las máscaras han dejado paso a la careta de todos los días, no queda más remedio que volver a la realidad y dejar la fiesta aparcada en el baúl de los disfraces a la espera de otra ocasión. Como siempre, en estos casos, hay quien lleva una máscara permanente que no permite ver lo que hay debajo y, por el contrario, hay quien siempre da la cara y nunca se esconde de nada ni de nadie. Es cuestión de colocarse o no la máscara definitiva.
Aquí, a este blog, llegó el carnaval, pero no el momento de colocar el disfraz con la intención de pasar desapercibidos en aquellos lugares en los que estábamos pero no nos veían, siempre nos mostramos con la verdadera cara. No hay lugar para caretas que escondan las verdaderas intenciones de quien escribe.
Sin embargo, por la calle, ha llegado el momento de destapar la cara y mostrarnos tal como somos sin más aderezos que el maquillaje habitual bajo el cual podemos esconder arrugas, imperfecciones o los rastros de alguna noche loca que no puede darse a conocer en determinadas ocasiones.
En esta vida, como en todo, siempre atesoramos alguno de esos conocidos que van de disfraz en disfraz y no sabemos cuántas capas de máscaras hay que quitar para llegar a la auténtica faz del ser humano que se esconde dentro. Siempre es cuestión de mirar debajo de la máscara y conocer a fondo a quien tenemos delante. Muchas veces es tal la sorpresa que preferíamos rebobinar y no haber llegado tan lejos, pero… es tarde. Son las cosas del Carnaval.

jueves, 11 de febrero de 2010

A mis queridos Trolls

Imagen de soitu.es
Estoy dándole las últimas puntadas a unos disfraces de carnaval que saldrán a la calle los próximos días y tengo algo abandonado el blog. Como siempre, tengo disculpa pero es que las fechas se me están echando encima y el calendario no perdona; por eso, quien acaba pagando el pato es el pobre blog, que no protesta y se conforma con el escaso tiempo que le dedico. Hechas las aclaraciones pertinentes, empiezo con el tema que tenemos hoy.
La cuestión es que llevo un tiempo recibiendo unas visitas non gratas en mi blog, que no se conforman con entrar, “servirse” y sentarse todo el rato que deseen sin ser invitados, sino que se consideran con atribuciones para lanzar improperios contra mi persona, mi entorno, mis opiniones, mi forma de vestir, mi situación en distintos momentos de mi vida pública y privada etc. Como son tan “valientes” que no dan la cara, sienten que desde la comodidad de sus casas pueden dar rienda suelta a su saña y escribir todo lo que se les ocurre amparándose en un anonimato que les protege.
No todos los trolls –al menos algunos que son de carne y hueso- saben que en el mundo blogger TODO deja huella, cada vez que alguien se acerca a una página SIEMPRE queda un rastro que los juzgados utilizan para llegar al fondo del delito y el anonimato deja de proteger al que trata de esconderse detrás de un “anónimo” o algún otro Nick que intente disimular su filiación real, da lo mismo utilizar un genérico anónimo o poner el nombre y los apellidos. El anonimato en la red no existe.
Dedico a todos mis Trolls este post, no sin antes decirles que sus improperios ya hace tiempo que no me ofenden, que gracias a la moderación de comentarios sus “halagos” hacia mi persona no salen de mi correo electrónico, muchos ni los leo, otros me hacen ver la envidia que despierto y que una simple tecla hace que desaparezcan; al rato ni me acuerdo de ellos. Si quiero ser mala o hacer que se respete mi intimidad sé a donde tengo que dirigirme, que no se molesten que ya están muy vistos.
Y a vosotros, queridos amigos blogger, no tengáis miedo con mis trolls que probablemente nunca os molestarán; es a mí a quien odian y, como no pueden entrar en mi casa a molestarme a mí y a los míos y a decirme lo que opinan de mí, lo hacen a través de mi blog, con la intención de que la máscara del anonimato les oculte todo el año, pero más que nunca en Carnaval, donde la mascarada relega en estos días todo lo demás a un segundo plano.
Caballero ZP tiene un post muy interesante sobre trolls. Merece la pena que os paséis por su blog para echarle un vistazo.

sábado, 6 de febrero de 2010

Se llama hipocresía…


En León, mi tierra, a estos casos les llamamos hipocresía; Zapatero, también leonés, considera que esto forma parte de su talante y se permite el lujo de leer la biblia sin sentir ningún rubor. Aquella biblia de la que él, según como le venga la ventolera, dice no creer ni compartir; sin embargo, no duda un instante de colocarse la careta de católico practicante y dirigirse al mundo entero, en forma de súplicas y plegarias al más puro estilo santurrón. Evidentemente, a esto en mi pueblo le llamamos hipocresía.
Zapatero, ante la mirada de Obama, dirige sus rezos a Dios -del que no tengo la más mínima duda de que siempre se ha mantenido distante y asegura que no existe- y no se corta ni un pelo para enfundarse en su disfraz y encandilar a los presentes (y los ausentes) con unos rezos que no siente, que no le salen de dentro. Tal vez, alguno o varios de sus asesores le hayan hecho el discurso y él solo ha tenido que utilizar su talento para fingir. Eso ha demostrado en repetidas ocasiones que es su especialidad.
Si España es “fundamentalmente cristiana”, lo que no entiendo es que venga un político y se cargue de un plumazo los símbolos con los que los cristianos nos identificamos. No entiendo que el presidente del Gobierno español vaya a “rezar” con el presidente de los EEUU y no se sonroje ante su auditorio al sincerarse consigo mismo acerca de sus verdaderas creencias. No entiendo, si a él sólo le preocupan los parados, los inmigrantes y los homosexuales, que es lo que el resto de españoles (que afortunadamente no pertenecemos a ninguno de los tres grupos) qué lugar nos corresponde en su plegaria. No lo entiendo, pero estoy casi segura de que la hipocresía es algo así.

miércoles, 3 de febrero de 2010

La generación Ni-Ni

Imagen de educared.org.ar
Interesante designación para una generación a la que se la ha dado todo hecho, que no tiene ninguna preocupación y que vivirá a costa de sus padres hasta que la mala idea de trabajar se cruce en su camino.Esta mañana me dedico a dar una vuelta virtual por el mundo de la información y el entretenimiento y me encuentro con ella. Nada más verla, la adopté para mi blog. Interesante: Ni estudia, Ni trabaja; justo como mejor se vive. Me apunto.
Resulta ser que a la generación de jóvenes que salen del instituto, unos con un brillante expediente para ir a la universidad y otros con un aprobado “de gracia” (de gracias al gobierno de turno que le ha aprobado los cursos por ley, sin necesidad de hincar los codos), se encuentran de la noche a la mañana en su casa sin nada que hacer más que apuntarse a la sopa boba y a que su padre le dé 50 euros para ir de copas. Y lo malo es que algunos ni pisan el instituto.
Buen futuro, sí señor. Esos jóvenes, algunos serán eternos estudiantes, de los que dicen en casa que “tal” carrera “de poco p´acá” en lugar de 5 años son 6, otros dicen que “tal otra” es dificilísima y es imposible terminarla en los 5 años que supuestamente dura. En fin, que siempre habrá padres que se crean las milongas que sus avispados hijitos les cuentan y siempre habrá hijos que consigan vivir del cuento hasta que los 30 empiezan a recordar que llevan demasiados años estudiando…
Los padres, en nuestro empeño en que los hijos sean los mejores, los más guapos, los más listos… y sobre todo “más que el hijo de la vecina” no ponemos trabas a la vida que éstos llevan en la ciudad a la que los hemos mandado a estudiar, pensando que empatan día y noche con los codos encima de la mesa. Cuando por fin terminan la carrera, se pasan otra media vida buscando trabajo, porque no sirve para ellos cualquier cosa de esas que piden en los anuncios de las vitrinas y, lamentablemente, los puestos de las administraciones están todos ocupados. “No va a trabajar mi hija de camarera ni de cajera de supermercado; faltaría más”.
Y así el día a día en muchos hogares españoles, el niño de 30 años sigue en casa sin trabajo, se levanta a las 12, se va a tomar los vinos, hace su vida social y cuando llega la noche se va de fiesta, que para eso es joven. Pero, como para todo, el gobierno tiene la solución; el papá de ese niño que llega hecho polvo de la obra, se sienta a cenar y escucha en los informativos la gran noticia de Zapatero: “La edad de jubilación se retrasa a los 67 años”. Así el niño puede seguir dos años más a sus cosas, que su padre sigue trabajando para él.

© PdL Editores 2007