En mi ciudad están ultimando los detalles carnavaleros. Lentejuelas, pelucas, plumas y demás artilugios para disfraces salen de los armarios dispuestos a darnos por unos días una nueva identidad. Ahora que está aqui el carnaval, todos sentimos el deseo de hacernos pasar por alguien que no somos, el ingenio se agudiza para poder mostrar al público aquella faceta desconocida, el disfraz original que nos haga pasar desapercibidos los días que dure el antruejo.
Hablando del carnaval y haciendo que mi mente recorra las calles dentro del desfile, o por la noche bruja, la noche de chispas, o cada uno de los actos que tendrán lugar estos días, se me olvida mi proposición de criticar a Zetapé un poco cada día. Como él también es de León y estoy segura que conoce el carnaval bañezano, voy a hacer una excepción y hoy no me voy a meter con él.
Dejaré mis sátiras para el día del entierro de la sardina, momento en que el jolgorio y la fiesta tocan a su fin. Aquí tenemos la tradición de enterrar la sardina (comiendo escabeche y vino) y haciendo un recorrido por las calles al compás de los lloros de las plañideras ataviadas con el más riguroso luto para la ocasión. Al finalizar el recorrido, se leen los ripios y coplas que la gente (en cuyo grupo me incluyo) manda para criticar todo aquello que no le parece bien.
Las críticas siempre van dirigidas al equipo de gobierno, pero nunca falta alguna para alguien particular, una calle, un acto etc. La que suscribe, goza del privilegio de haber sido ganadora dos años consecutivos del concurso, y aunque este año no me he podido presentar al certamen, sí he obsequiado con mis finas ironías al señor alcalde y los suyos. Además, este año y por primera vez, he ido más allá. He dirigido mis sátiras al presidente del gobierno (leonés, seguro que sabe de qué va esto) y a su elenco de incompetentes. Coplas que el día del entierro de la sardina tendréis el honor de conocer y de las cuales espero vuestros comentarios.
Hablando del carnaval y haciendo que mi mente recorra las calles dentro del desfile, o por la noche bruja, la noche de chispas, o cada uno de los actos que tendrán lugar estos días, se me olvida mi proposición de criticar a Zetapé un poco cada día. Como él también es de León y estoy segura que conoce el carnaval bañezano, voy a hacer una excepción y hoy no me voy a meter con él.
Dejaré mis sátiras para el día del entierro de la sardina, momento en que el jolgorio y la fiesta tocan a su fin. Aquí tenemos la tradición de enterrar la sardina (comiendo escabeche y vino) y haciendo un recorrido por las calles al compás de los lloros de las plañideras ataviadas con el más riguroso luto para la ocasión. Al finalizar el recorrido, se leen los ripios y coplas que la gente (en cuyo grupo me incluyo) manda para criticar todo aquello que no le parece bien.
Las críticas siempre van dirigidas al equipo de gobierno, pero nunca falta alguna para alguien particular, una calle, un acto etc. La que suscribe, goza del privilegio de haber sido ganadora dos años consecutivos del concurso, y aunque este año no me he podido presentar al certamen, sí he obsequiado con mis finas ironías al señor alcalde y los suyos. Además, este año y por primera vez, he ido más allá. He dirigido mis sátiras al presidente del gobierno (leonés, seguro que sabe de qué va esto) y a su elenco de incompetentes. Coplas que el día del entierro de la sardina tendréis el honor de conocer y de las cuales espero vuestros comentarios.
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