Pocas veces el señor alcalde nos honra con su presencia entre los puestos del mercado semanal, por eso cuando va es aconsejable fijarse bien, porque seguro que algo está tramando. ¡Qué extraño! Pensé cuando lo vi acompañado de los dos menos avispados de su nutrido elenco de concejales, si no estamos en época de elecciones, ¿Qué se les habrá perdido por aquí a estos?
Rápidamente mi pregunta obtuvo respuesta cuando mis ojos se tropezaron con un grupillo de estudiantes de unos diez años portando en sus manos un curioso manual de desalfabetización al que le prestaban más atención de la que a sus maestros les hubiera gustado. La charla de los niños fue lo que despertó mis alarmas cuando les oí decir: mira, solidaridaz y modernidaz, alta velocidaz, responsabilidaz, prosperidaz… y una larga lista de improperios que mi memoria ya dejó a un lado.
Fui un rato detrás de aquellos chavales escuchando su conversación y mi asombro fue en aumento cuando decían que le iban a decir a sus padres que no votaran al señor de barbas, como ellos pensaban hacer, que este otro de la Zeta es mucho más divertido. El resto de chiquillos estaban de acuerdo en hacer lo mismo. Poco después, ya había oído suficientes barbaridades y me paré en un puesto a comprar unas cebollas, sin Z de Zapatero, pero bastante más caras que el sábado anterior; concretamente un 20%.
El resto de la mañana lo dediqué a darle vueltas a la charla de los chavales y dí gracias por no haber elegido como profesión la enseñanza, seguro que ellos también las habrían dado si hubieran adivinado mis pensamientos. El caso es que toda la gente llevaba en sus manos aquel papelajo con la Z del talante y la zonriza, menos yo, ya que, adivinando lo que podría hacer con él, no se atrevieron a darme. Unos pasos más allá, recogí del suelo uno que había tirado alguien seguramente con más cordura que el que los repartía. Simple información, dije a una persona que me vio cogerlo.
Me servirá para mirar las fotos de los jóvenes a los que, si no han lavado el cerebro con el nuevo detergente “Z”, estarán a punto de hacerlo y para hacer unos cuantos artículos satíricos en los que la base sea la modernez que ahora mismo me ofrece la nueva campaña que mi paisano ha creado para los ineptos que no ven más allá de sus narices y no se dan cuenta de que además de ser campaña electoral encubierta, es un rosario de mentiras para hacer la vida más agradable a aquellos ciudadanos que no tienen inquietudes políticas y solo ven en la derecha una rama del franquismo al que tantas ganas tienen de abolir.
Ahora estamos mucho mejor- dirán cuando lean el folletín- lo malo es que ahí no dice que si en marzo tenemos la mala suerte de que salga elegido su partido favorito, todo lo que ahí afirman como cierto, se quedará en agua de borrajas como todo lo que hasta la fecha ha prometido el portador de la zonriza permanente. De momento los que pensamos un poco, ya nos estamos dando cuenta de que este año la cuesta de enero está empezando en noviembre y ¡sabe Dios cuando terminará!
Tal vez con un poco de suerte y unos cuantos números de Solbes, allá a finales de febrero bajen algunos productos para que los 11 millones de españoles que cobramos menos de 1150 euros mensuales, podamos salir airosos de la sofocante cuesta y vayamos a votar al candidato que más nos promete; muchos seremos tan idiotas que nos dejaremos engañar por segunda vez; (digo seremos, aunque bien sabe Dios a quien voté las pasadas elecciones, pero es por solidarizarme con mis paisanos leoneses)
Estoy casi segura de que van a cometer el mismo error, sin recibir nada a cambio, como la otra vez. Pero aquí somos tan patriotas, que con el caché que da ser de la misma tierra que el presidente, las subidas de los precios, el paro , el precio de la vivienda, las mentiras, las autopistas que no autovías, la catetez de nuestros hijos, las ayudas a la vivienda y un largo etcétera que engrosará las listas de incumplimientos, pasarán a un segundo plano y lo único que nos importará será la Zonriza del que agradecerá a León su triunfo electoral.
Rápidamente mi pregunta obtuvo respuesta cuando mis ojos se tropezaron con un grupillo de estudiantes de unos diez años portando en sus manos un curioso manual de desalfabetización al que le prestaban más atención de la que a sus maestros les hubiera gustado. La charla de los niños fue lo que despertó mis alarmas cuando les oí decir: mira, solidaridaz y modernidaz, alta velocidaz, responsabilidaz, prosperidaz… y una larga lista de improperios que mi memoria ya dejó a un lado.
Fui un rato detrás de aquellos chavales escuchando su conversación y mi asombro fue en aumento cuando decían que le iban a decir a sus padres que no votaran al señor de barbas, como ellos pensaban hacer, que este otro de la Zeta es mucho más divertido. El resto de chiquillos estaban de acuerdo en hacer lo mismo. Poco después, ya había oído suficientes barbaridades y me paré en un puesto a comprar unas cebollas, sin Z de Zapatero, pero bastante más caras que el sábado anterior; concretamente un 20%.
El resto de la mañana lo dediqué a darle vueltas a la charla de los chavales y dí gracias por no haber elegido como profesión la enseñanza, seguro que ellos también las habrían dado si hubieran adivinado mis pensamientos. El caso es que toda la gente llevaba en sus manos aquel papelajo con la Z del talante y la zonriza, menos yo, ya que, adivinando lo que podría hacer con él, no se atrevieron a darme. Unos pasos más allá, recogí del suelo uno que había tirado alguien seguramente con más cordura que el que los repartía. Simple información, dije a una persona que me vio cogerlo.
Me servirá para mirar las fotos de los jóvenes a los que, si no han lavado el cerebro con el nuevo detergente “Z”, estarán a punto de hacerlo y para hacer unos cuantos artículos satíricos en los que la base sea la modernez que ahora mismo me ofrece la nueva campaña que mi paisano ha creado para los ineptos que no ven más allá de sus narices y no se dan cuenta de que además de ser campaña electoral encubierta, es un rosario de mentiras para hacer la vida más agradable a aquellos ciudadanos que no tienen inquietudes políticas y solo ven en la derecha una rama del franquismo al que tantas ganas tienen de abolir.
Ahora estamos mucho mejor- dirán cuando lean el folletín- lo malo es que ahí no dice que si en marzo tenemos la mala suerte de que salga elegido su partido favorito, todo lo que ahí afirman como cierto, se quedará en agua de borrajas como todo lo que hasta la fecha ha prometido el portador de la zonriza permanente. De momento los que pensamos un poco, ya nos estamos dando cuenta de que este año la cuesta de enero está empezando en noviembre y ¡sabe Dios cuando terminará!
Tal vez con un poco de suerte y unos cuantos números de Solbes, allá a finales de febrero bajen algunos productos para que los 11 millones de españoles que cobramos menos de 1150 euros mensuales, podamos salir airosos de la sofocante cuesta y vayamos a votar al candidato que más nos promete; muchos seremos tan idiotas que nos dejaremos engañar por segunda vez; (digo seremos, aunque bien sabe Dios a quien voté las pasadas elecciones, pero es por solidarizarme con mis paisanos leoneses)
Estoy casi segura de que van a cometer el mismo error, sin recibir nada a cambio, como la otra vez. Pero aquí somos tan patriotas, que con el caché que da ser de la misma tierra que el presidente, las subidas de los precios, el paro , el precio de la vivienda, las mentiras, las autopistas que no autovías, la catetez de nuestros hijos, las ayudas a la vivienda y un largo etcétera que engrosará las listas de incumplimientos, pasarán a un segundo plano y lo único que nos importará será la Zonriza del que agradecerá a León su triunfo electoral.
1 comentario:
Un 10 por tus papelajos
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